FACTORES FAMILIARES DE RIESGO Y DE PROTECCIÓN ASOCIADOS AL COMPORTAMIENTO CRIMINAL

“FACTORES FAMILIARES DE RIESGO Y DE PROTECCIÓN ASOCIADOS AL COMPORTAMIENTO CRIMINAL”

«FAMILY-BASED RISK AND PROTECTIVE FACTORS ASSOCIATED TO CRIMINAL BEHAVIOR»

Amanda Vara y Teresa Leal

Publicado en QdC nº 31.

PALABRAS CLAVE / KEY WORDS

Familia / Comportamiento criminal / Factores de riesgo / Factores de protección.

Family / Criminal behavior / Risk factors / Protection factors.

RESUMEN / ABSTRACT

En este artículo abordamos el tema de la familia y su importancia en el individuo, al existir en ella factores de riesgo y factores de protección relacionados con el comportamiento criminal del individuo.

In this article we talk the about the topic of family and its importance to the individual, not least because there are in the family both be risk factors and protection factors associated with the criminal behavior of the individual.


1. LA FAMILIA Y SU IMPORTANCIA: ESTRUCTURA DE LA FAMILIA

La familia es vista como una base esencial de la vida social de cada individuo, que le va  a influenciar a lo largo de toda su vida [1] . Ésta es esencial para crear y aprender diversas formas de interacción muy importantes tales como: lenguaje, comunicación, contactos corporales y las relaciones interpersonales. Con el desarrollo de estas interacciones, según Relvas, (1996 citado por Duque, 2009) [2], empieza a formarse el sentimiento de cómo somos, cómo visualizamos nuestra familia y dónde vivimos.

2. FACTORES ASOCIADOS AL COMPORTAMIENTO CRIMINAL DEL INDIVIDUO

El crimen es considerado como la manifestación de una tendencia antisocial, derivada de la transgresión de las normas jurídicas-legales establecidas en una determinada sociedad y época. Esta conducta antisocial y delictiva parte de los comportamientos que mayor impacto tienen sobre los seres humanos [3].

    El desarrollo de los individuos no se da de forma aislada, pues vivimos y nos relacionamos en una compleja red de sistemas interconectados (factores genéticos y biológicos, ambiente familiar, acontecimientos de vida negativos, características intrínsecas del individuo, grupo de iguales, factores escolares, etcétera), que influyen de forma directa o indirecta en el desarrollo de las personas [4]. El ambiente familiar es el factor con mayor influencia en los comportamientos antisociales.

3. FACTORES FAMILIARES DE RIESGO

Los factores de riesgo se pueden definir como aquellos que se dan antes de que ocurra el hecho que predicen [5]. Estos factores se refieren a la presencia de situaciones contextuales o personales que incrementan la probabilidad de desarrollar problemas emocionales, conductuales o de salud en el individuo. Dichos problemas promueven la ocurrencia de desajustes adaptativos que dificultarían el logro del desarrollo esperado para el joven en cuanto a su transición de niño a adulto [4].

    Algunos de los factores que pueden llevar a comportamientos criminales son:

  • Interacción entre padres e hijos.

    Según Ana Maria y Ana Fernanda (2010, citado por Patterson, 1982; Patterson, DeBaryshe & Ramsey, 1989) las interacciones entre padres e hijos son bastante importantes, pues son consideradas como un factor que disminuye el desarrollo del comportamiento delictivo de los hijos. La importancia de esta interacción radica en que el comportamiento, supervisado o no en casa, puede ser exportado y generalizado a otros contextos donde el joven interactúa.

  • Familias reconstituidas.

   Las familias reconstituidas se caracterizan por individuos que tuvieron otras familias en el pasado. En este nuevo sistema debió existir un luto, una situación de aceptación en relación a los elementos nuevos, y una adaptación a las reglas del nuevo sistema. Estas adaptaciones dependen mucho de las familias y de los elementos que las componen, al ser más o menos difíciles para cada elemento [1].

  • Familias monoparentales.

   Familias donde los padres solamente están representados por un solo elemento. Así, familias con hijos pequeños se enfrentan con algunas dificultades en relación con el establecimiento de un sistema claro, consistente y firme, con la alteración de  experiencias fraternales derivadas de la educación de uno o más hijos y con los problemas de identidad vividos por los niños [1].

  • Familias multiproblemáticas.

    Las familias multiproblemáticas se caracterizan por una serie de problemas que afectan a un número indeterminado de elementos, tales como bajo nivel socio-económico por debajo del umbral de la pobreza, socialmente marginadas y con graves problemas de alcoholismo, adicción a las drogas, delincuencia, malos tratos y el abandono de los niños [1].

   Respecto a la relación entre padres e hijos, la función vinculadora y socializadora de los padres están perturbadas: los niños tienen fallos en su seguridad básica, interiorizando modelos inseguros de vinculación que les dificultan la verdadera autonomía y la tranquila exploración del medio y la normalización del conocimiento e integración de las normas culturales, potenciando una posición de conflicto con este mismo medio [1].

  • Desventajas económicas.

 Según Doge, Pettit y Bates (1994, citado por Fonseca, 2004) [6], las desventajas socioeconómicas muchas veces se relacionan con las diversas formas de psicopatología en el individuo, lo que junto con otros factores puede desarrollar comportamientos criminales. Sin embargo, este factor también se asocia con otros como frágiles condiciones de vivienda, débiles recursos educacionales, desempleo, aumento del estrés financiero, entre otros. Así, una persona que está en un seno familiar expuesto a altos niveles de adversidad estructural, que resida en zonas de alta concentración de pobreza, y con unión de todas estas características, hacen que haya una alta probabilidad de que el individuo desarrolle comportamientos criminales.

  • Áreas residenciales de elevada criminalidad.

   Según un estudio realizado por Shaw y McKayEles (1942, citado por Silva 2004) [7], las áreas residenciales de elevada criminalidad se caracterizan por un alto deterioro físico de las viviendas, familias incompletas o desestructuradas y una población residencial inestable y étnicamente heterogénea. Los residentes de estas áreas se encuentran en el nivel más bajo de la escala socio-económica: baja escolaridad, baja renta y niveles ocupacionales menos cualificados. Estas áreas también tienen altas tasas de delincuentes adultos, adictos a las drogas, alcoholismo y a la prostitución, y personas con problemas mentales.

    Kornhauser (1942, citado por Silva 2004) [7] señala que la desorganización social se refiere a la incapacidad de la comunidad de alcanzar valores comunes a todos sus residentes y de mantener el control social efectivo. Así, las altas tasas de criminalidad y delincuencia de algunos barrios dentro de las ciudades encontraban su explicación en el contexto de la desorganización social en que se situaban, donde los mecanismos de control social formal o informal debilitados disminuían los costes para cometer un delito.

  • Aislamiento del individuo.

  Varias teorías defienden que los seres humanos son inherentemente antisociales, y que la responsabilidad de reprimir esta antisocialidad va a ser entregada a los padres, ya que según la teoría del control de Hirschi (1969 citado por Carter, H., Fortson, E., Hollist, D., Altheimer, I. & Schaible, L., 2006) [8] el control parental basado indirectamente en la adhesión del afecto emocional que el niño establece con sus padres, será especialmente importante para lograr este objetivo. Por lo tanto, los padres serán considerados los principales agentes de socialización [8].

   Cuando el niño se encuentra con ausencia de relaciones próximas e intensas con la familia, comienzan a aislarse y a crear las condiciones necesarias que conducen a la delincuencia. Este aislamiento respecto a la familia, disminuirá la sensibilidad del individuo ante las opiniones, principios y creencias. Ante esto, el individuo queda más susceptible a las opiniones externas, quedando influenciado por el medio ambiente al permitir que los amigos le influencien para desarrollar comportamientos criminales [9].

  • Violencia familiar.

   Corsi (1995, citado por Matos, Negreiros, Simões y Gaspar 2009) [10] afirma que aunque la familia es vista como un lugar de realización afectiva, se torna cada vez más como un sistema que tiende a ser conflictivo. La violencia familiar se refiere a todas las formas de abuso crónico, temporal o permanente, que se desarrollan en las relaciones intrafamiliares tales como el maltrato infantil, violencia conyugal y el maltrato de los ancianos [1].

   En el caso del maltrato infantil, que abarca toda la acción u omisión no accidental, impide o pone en peligro la seguridad de los menores y la satisfacción de sus necesidades físicas y psicológicas básicas. Los niños maltratados físicamente tienen un mayor número de comportamientos agresivos. A pesar de que algunas de estas variables estén asociadas al comportamiento criminal, no tienen un efecto directo en éste, por ejemplo, niños de familias con alguna de estas características, pueden no desarrollar un comportamiento criminal si los padres tuvieran competencias parentales fuertes.

4. FACTORES FAMILIARES DE PROTECCIÓN

Los factores de protección se basan en un grupo de influencias que anulan o atenúan el surgimiento de perturbaciones en el comportamiento, permitiendo así reducir los efectos de los factores de riesgo.

   Las teorías de control social defienden que la relación entre padres e hijos es esencial para el entendimiento de la génesis del comportamiento criminal. Los factores más evidentes en la disminución de estos comportamientos son: la influencia protectora de la familia en relación a los comportamientos criminales que se basa en la vigilancia familiar, la comunicación íntima entre individuo y familia, competencias parentales, la identificación del individuo con la familia, las competencias parentales en la estructura familiar, actividades de los jóvenes con el grupo de pares fuera de casa, lazos familiares sólidos, ausencia o control de características temperamentales negativas, comportamientos prosociales reforzados por los padres y las presencias económicas y sociales más altas que los niveles de adversidad estructural. Este último factor reduce los niveles de estrés y de comportamientos anti-sociales por los padres, lo que permite una mayor probabilidad de desarrollar estilos parentales más adecuados y disponer de capital humano y social que permita proteger o corregir los efectos que las dificultades temperamentales puedan tener en el desarrollo del individuo.

    La estructura familiar también es capaz de compensar estas adversidades, pues cuando ésta se disuelve o se modifica, pierde la capacidad de supervisión y control de los comportamientos de los hijos, aumentando la probabilidad del comportamiento criminal.

5. LA RESILIENCIA 

Según Heins (2004, citado por Arguello, 1999), ésta puede ser definida como “la capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y salir de ello fortalecido o incluso transformado.” La resiliencia es un fenómeno que se puede observar en niños y jóvenes, cuando éstos conviven con una gran cantidad de factores de riesgo y son capaces de sobrellevarlos y lograr un desarrollo adecuado [4].

   Los niños resilientes tienen cualidades que los diferencian de otros niños que sí desarrollan comportamientos problemáticos en las mismas circunstancias. Así hacemos referencia a cualidades y habilidades naturales que las personas poseen para salir adelante frente a la adversidad. Respecto a las cualidades internas serían habilidad social, habilidades de solución de problemas, conciencia crítica, autonomía, sentido de propósito; y respecto a las cualidades del contexto, relaciones sociales preocupadas, altas expectativas, oportunidades de participación significativa [4].

6. CONCLUSIÓN

Como hemos visto anteriormente, existen muchos factores de riesgo familiares, y la unión de todos ellos hace posible la existencia de una elevada probabilidad de que el niño pueda presentar comportamientos criminales.

  A pesar de existir numerosos factores de riesgo asociados al comportamiento criminal, muchos estudios comprueban que no existe un consenso total sobre cuáles son los factores que llevan realmente a este comportamiento. Este desacuerdo se debe al hecho de existir una variabilidad de poblaciones, grupos culturales y métodos de neutralización del riesgo.

    Sin embargo existen factores genéticos y biológicos que son intrínsecos del individuo. A pesar de que éste se encuentre en un ambiente de alta adversidad estructural, existen individuos capaces de superarla, sin embargo existen otros que delante de una adversidad presentan comportamientos delictivos.

  Algunos niños de familias con elevado riesgo de desarrollar comportamientos criminales pueden presentar comportamientos ajustados, si tienen factores protectores que invaliden los factores de riesgo. A pesar de conseguir identificarse estos factores protectores, en general su interpretación y sus medios a través  de los cuales se operan no son muy claros.

   No queremos terminar sin mencionar que actualmente existen muchos instrumentos de evaluación, tratamiento y prevención para determinar comportamientos criminales, que sin embargo contienen algunas limitaciones. En nuestra opinión, lo ideal es que exista un acompañamiento continuo de las familias de alto riesgo de comportamientos desajustados, evaluando y previniendo el niño a lo largo de la vida, no habiendo una duración específica para cada tratamiento. Así, disminuiríamos la probabilidad de (re)incidencia por parte del niño para presentar comportamientos criminales.

REFERENCIAS

[1] Alarcão, M. (2002). (des) Equilíbrios familiares (2.ª edição). Coimbra: Quarteto Editora.

[2] Duque, C. (2009). Fragmentos da violência familiar: um estudo de caso (Monografia). Universidade Fernando Pessoa, Porto.

[3] Sanabria, A. M., Rodriguez, A. F. (2010).  Factores psicosociales de riesgo asociados a conductas problemáticas en jóvenes infractores y no infractores. Colombia.

[4] Heins, A. (2004). Factores de riesgo y delincuencia juvenil: revisión de la literatura nacional e internacional. Fundación paz ciudadana.

[5] Ezpeleta, L. (2005). Factores de riesgo en psicopatología del desarrollo. Masson S.A. editora.

[6] Rutter, M. (2004). «Dos indicadores de risco aos mecanismos de causalidade: análise de alguns percusos cruciais». In Fonseca, A.C. Comportamento anti-social e crime (pp.11-25). Lisboa: Almedina.

[7] Silva, B. (2004). Coesão social, desordem percebida e vitimização em Belo Horizonte, minas gerais, Brasil (Tese de mestrado). Faculdade de Filosofia e Ciências Humanas, Belo Horizonte.

[8] Carter, H., Fortson, E., Hollist, D., Altheimer, I. & Schaible, L. (2006). «The impact of community disadvantage on the relationship between the family and juvenile crime». Journal of Research in Crime and Delinquency 2006 43: 326. doi: 10.1177/0022427806291262

[9] Ferreira, P. (1997). «Delinquência juvenil, família e escola». Análise Social, vol. XXXII (143), 1997 (4. º-5. º), 913-924.

[10] Matos, M.G. & Negreiros J. &Simões A. & Gaspar T. (2009). Violência, Bullying e delinquência. (1rd ed.). Lisboa

[11] Thornberry, T.P. & Krohn, M.D. (2004). «O desenvolvimento da delinquência: uma perspectiva interaccionista». In Fonseca, A.C. (Ed.), Comportamento anti-social e crime (pp.133-160). Lisboa: Almedina.

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