DEL PANÓPTICO MODERNO A LA VIGILANCIA LÍQUIDA DE LA POSMODERNIDAD

“DEL PANÓPTICO MODERNO A LA VIGILANCIA LÍQUIDA DE LA POSMODERNIDAD”

«FROM THE MODERN PANOPTICON STYLE TO THE  POSTMODERN LIQUID SURVEILLANCE»

Daniel Schulman

Publicado en QdC nº 37.

PALABRAS CLAVE / KEY WORDS

Panoptismo / Vigilancia / Posmodernidad / Vigilancia líquida.

The Panopticon / Surveillance style / Postmodernity / Liquid surveillance.

RESUMEN / ABSTRACT

Es tema central en las agendas gubernamentales de cualquier nivel la cuestión de la llamada inseguridad. Día a día somos bombardeados por noticias que circulan en todos los medios de comunicación en todas sus variantes (radio, TV, diarios, internet) acerca de noticias relacionadas con esta temática, y los programas de debate televisivo invitan frecuentemente a “especialistas” que ensayan diversas recetas para paliar la problemática con mucha liviandad.

   Lo cierto es que se habla siempre de inseguridad mencionando determinados casos aislados y resonantes dentro de la comunidad, por aberrantes o graves, pero no se habla de los números reales de la criminalidad que padecemos como parte de esta comunidad. Da la sensación de que “inseguridad” y “criminalidad” serían sinónimos, cuando en realidad no es así.

   Algunos autores no consideran que la posmodernidad sea tal, sino que hablan de modernidad tardía. En realidad, el argumento que esgrimen para llamarla así no termina de convencer. Afirman que los sustentos políticos, ideológicos, y sociales son idénticos en ambos momentos.

Security still is the main issue within any government’s agenda. Everyday we are bombarded by the media at all levels (radio, TV, newspapers and internet) about issues related to this theme. In addition, many TV shows bring ‘experts’ to their programmes who, unfortunately, attempt to provide a frivolous recipe for solutions.

   The fact is that we talk about insecurity considering some isolated and colorfully cases, no matter how horrible or serious they are. Yet we do not talk about the actual numbers of criminality we endure as part of this community. It seems to be that ‘insecurity’ and ‘criminality’ go hand in hand synonyms. Well, they are not.

   Late modernists tend to disagree with postmodernist. They argue that the political, ideological and social support is alike. However, it is also argued that this consideration does not seem very convincing.


PANOPTISMO

El modelo arquitectónico del panóptico lo desarrolló Jeremy Bentham. Lejos de una propuesta acorde a las viejas casas de seguridad, Benthan desarrolló una estructura donde principalmente se optimizaba el espacio físico, prescindiendo de cadenas y grilletes. Lo importante era en este caso, la vigilancia. Pero no una vigilancia tenaz e invasora, sino una idea de vigilancia. Será ahora el vigilado, el detenido, quien acomode su comportamiento de acuerdo a la sensación de estar continuamente vigilado.

  Hay que hacer la acotación de que esta vigilancia se daba exclusivamente en instituciones cerradas. Vemos aquí cómo en la cárcel, manicomio o fábrica, la estructura panóptica sirve para sus fines: controlar el cuerpo y moldear la subjetividad de los encerrados. En primer lugar, encontramos la ciencia al servicio del poder, de lo bélico; la dicotomía centro–periferia; la diferenciación de espacios y personas; la racionalidad clasificadora e instrumentalista; y en definitiva, la cosificación del otro.

  Propio de la Modernidad, esta estructura aplicaba estos principios mencionados en el apartado anterior a estas poblaciones para transformarlos en seres productivos y generar mayor progreso.

  Nos dice Foucault al respecto (Foucault, 1999) que: el panóptico es un lugar privilegiado para hacer posible la experimentación sobre los hombres, y para analizar con toda certidumbre las transformaciones que se pueden obtener en ellos. El panóptico puede incluso constituir un aparato de control sobre sus propios mecanismos. Desde su torre central, el director puede espiar a todos los empleados que tiene a sus órdenes.

    Como vemos, no sólo el sujeto encerrado es el observado y vigilado, sino que todos los resortes de los mecanismos de poder que circulan en la estructura también son parte de esta idea de vigilancia que los atraviesa. Todo se puede vigilar, todo se puede observar.

  Y sigue el autor, afirmando que el panóptico funciona como una especie de laboratorio de poder. Gracias a sus mecanismos de observación, gana en eficacia y en capacidad de penetración en el comportamiento de los hombres; un aumento de saber viene a establecerse sobre todas las avanzadas del poder, y descubre objetos que conocer sobre todas las superficies en las que éste viene a ejercerse (Foucault, 1999).

   En efecto, vemos que este modelo arquitectónico era utilizado con el fin de intervenir sobre el comportamiento humano y hacerlo dócil a la autoridad y productivo en el ámbito económico. El panóptico interviene sobre dos cuestiones centrales de dicha sociedad: la problemática de la criminalidad, como lugar de encierro y modificación de la conducta de los sujetos delincuentes; y la producción económica, tanto en la fábrica como en la cárcel, haciendo que los encerrados allí, produzcan bajo la idea de la vigilancia.

   Lo fundamental es que el sujeto se sienta vigilado y, en función de ello, actúe según esperan los resortes del poder.

  Pero vemos que tiene un inconveniente: en efecto, la vigilancia se ejerce únicamente en esos espacios de poder bien delimitados. Es en estas instituciones específicas donde tienen lugar estos mecanismos y relaciones de poder. Fuera de ellas, existen otros mecanismos de otra índole, encarnados en otras instituciones. Lo interesante, es que en la Modernidad las relaciones eran rígidas y debían estar personificadas por alguna institución.

  La rigidez en todo ámbito relacional caracterizó el modo de relación en la Modernidad, al punto de quedar bien diferenciados todos los espacios donde se llevaban adelante las mismas: hogar, trabajo, gobierno, etc. Algunos autores afirman que las relaciones eran estáticas, pero yo prefiero el término rigidez, que nos da la posibilidad de un desmoronamiento. Lo estático permanece en el mismo lugar siempre.

   Por lo tanto, en la institución panóptica, la rigidez encarnada en el poder, la disciplina, el obrar sobre la conducta del otro y, principalmente, diferenciar espacios, han sido características distintivas de este momento histórico, que en lo que hace a control de la criminalidad, no tuvo mejor resultado que este tipo de instituciones.

POSMODERNIDAD: UN POCO DE LIQUIDEZ AL MUNDO

Se han suscitado varios cambios hasta que algunos autores comienzan a hablar de Posmodernidad. Y no son sólo a nivel de producción económica, sino también político y social-relacional. El modo de relación de los sujetos con otros sujetos es distinto, como así también entre sujetos y su entorno físico–político.

 Dijimos antes que la rigidez en las relaciones y la diferenciación de espacios para las mismas era una característica primordial de la Modernidad. En la Posmodernidad vemos que esto ha cambiado. Es como dice el genial filósofo Zymunt Barman: existe la liquidez en todo orden de la vida.

 Un claro ejemplo de esto es la revolución en el ámbito de las comunicaciones, bajo los dispositivos móviles: ordenadores portátiles y teléfonos móviles. Con estos dos aparatos, han desaparecido las estructuras rígidas institucionales. Ahora alguien puede ser encontrado por las razones que sean (laborales o familiares) en cualquier ámbito (hogar o trabajo) y trabajar desde su casa con el portátil.

  Tanto el móvil como los ordenadores portátiles no reconocen espacios físicos ni motivos. La rigidez arquitectónica de la que hablábamos antes, aquí desaparece: el espacio físico ya no es percibido como un obstáculo, cuando existe hoy en día un espacio virtual ganado por estas tecnologías.

  Ya no existen las grandes certezas científicas, ni explicaciones teóricas majestuosas. Hoy contamos con cuerpos científicos interdisciplinarios porque el análisis de la realidad debe estrictamente hacerse bajo la mirada de varias disciplinas, debido a que una sola no puede dar cuenta de todo el fenómeno social.

  El discurso de la Modernidad se refiere a leyes universales que constituyen y explican la realidad. Algunos de sus términos son determinismo, racionalidad, universalidad, verdad, progreso, etc. El discurso de la Posmodernidad, en cambio, sostiene que sólo puede haber consensos locales o parciales (universales acotados), diversos juegos de lenguaje o paradigmas inconmensurables entre sí.

   En otro orden de cosas, ya no tenemos el mundo dicotomizado de la época Moderna. Hoy existen múltiples actores con mayor o menor relevancia, con mayor o menor influencia, que interjuegan en el mundo político. Y su permanencia es menor que durante la Modernidad. El poder que detentaban los actores sociales hoy es más efímero y volátil.

INSEGURIDAD Y VIGILANCIA LÍQUIDA

La inseguridad es diferente a la que se suele confundir con criminalidad. Y no voy a hablar del todo de criminalidad. Me interesa un rasgo distintivo que comparten estos dos tipos de inseguridad: el miedo y la incertidumbre a lo que pueda pasar.

  En la actualidad, el miedo a ser víctima de algún delito es moneda corriente en ciertos sectores de la sociedad. Tanto personalmente, como de alguna propiedad del sujeto sin sufrir el ilícito en carne propia.

  Bauman (2001), en esta línea, nos dice que: el rango y la velocidad de acción marcan la diferencia entre controlar y ser controlado: entre moldear las condiciones de interacción y ser moldeado por ellas; entre actuar para y comportarse por.

  Es decir, que las condiciones de interacción posmodernas nos llevan a actuar en determinadas circunstancias bajo opciones que tal vez uno no quisiera elegir. El hecho de esta constante inseguridad y miedo a la incertidumbre, ha abierto un abanico de opciones que era impensable en la Modernidad.

 En el ámbito del control de la criminalidad, estas nuevas necesidades son cubiertas con productos posmodernos, propios de esta vigilancia líquida a la que hago alusión.

  Bauman (2013), en este sentido, considera que el mundo posmoderno es un mundo post–panótico, en lo que se refiere a vigilancia y control de la criminalidad. En el mundo actual, ya no necesitamos esas grandes estructuras ideadas por Bentham. En la actualidad los vigilantes e inspectores pueden desaparecer o instalarse en lugares inaccesibles. Ejemplo de esto son las cámaras de seguridad con conexión a internet. Ya no hace falta un sistema de circuito cerrado, sino que con un dispositivo que capte los movimientos de un lugar geográfico, la monitorización de esos movimientos se puede hacer desde cualquier lugar del mundo, e incluso verlo en tiempo real desde un teléfono móvil con conexión a internet.

   El acopio de información que se almacenaba en grandes estructuras rígidas modernas, hoy se hace de manera informatizada, sin necesidad de que la organización investigadora haga demasiado esfuerzo. Son los mismos usuarios posmodernos, tanto de telefonía móvil como de internet, quienes envían información a los diversos organismos, quedando todo asentado en soporte magnético digital. La búsqueda de información de algún ciudadano y sus movimientos hoy quedan más al descubierto que antes, precisamente por la liquidez característica de la Posmodernidad.

  Como dijimos antes, el hecho de que lo que registran las cámaras de seguridad pueda ser monitorizado desde puntos remotos de la geografía terrestre, nos habla de la liquidez de la vigilancia posmoderna, como así también el acopio de información en soporte digital desde las diversas redes de comunicación.

  Pero hay algo más que se ha incorporado al mercado de la vigilancia líquida. Es un nuevo dispositivo que se utiliza en varios sistemas penales: los brazaletes o chips de rastreo físico.

  La monitorización de los movimientos de un sujeto con este tipo de artefactos pegado al cuerpo permite descomprimir las rígidas y pesadas estructuras panópticas modernas, dando lugar a una vigilancia “desde lejos”, pudiendo el sujeto vigilado moverse libremente por determinados lugares permitidos, pero siempre bajo la atenta vigilancia líquida.

CONCLUSIONES

Hemos visto que el pasaje de la Modernidad a la Posmodernidad trae aparejados varios cambios en varios ámbitos de la vida cotidiana y en otros órdenes.

  Es cierto que en la Modernidad existía esa cuestión de seguridad donde se podía vislumbrar un futuro más o menos cierto. En la actual Posmodernidad, la incertidumbre es moneda corriente, tal vez por el temor y resistencia que generan los cambios.

  Igualmente, en el ámbito de la criminalidad-inseguridad existe un temor latente y constante a ser víctima de delito. Y una de las soluciones para paliar ese sentimiento de inseguridad es precisamente la aplicación de tecnologías que generan una sensación de seguridad pero a la vez de ser vigilado.

   El modo de vigilar ya no es el mismo. Y considero que tampoco importan tanto los motivos por los cuales se vigila. Más bien creo que hoy se vigila más por el hecho de que es más sencillo y más líquido. La fluidez en la vigilancia posmoderna permite que en cualquier momento alguien esté siendo vigilado, sin importar si servirá o no esa información. Ya habrá momento seguramente para usarla provechosamente.

   Es la vigilancia por la vigilancia misma, por si sirve en algún momento futuro. Las grandes y rígidas estructuras que corren detrás del sujeto en pos de su vigilancia, hoy son las nuevas tecnologías que vigilan per se, y esperan el momento oportuno para utilizar ese acopio de información.

    De la rigidez a un mundo líquido, siempre a la espera de que tal liquidez no nos ahogue.

BIBLIOGRAFÍA

  • Bauman, Zygmunt (2001): En busca de la política. Fondo de cultura económica. Buenos Aires.
  • Bauman, Zymunt (2013): Vigilancia Líquida. Editorial Paidós. Buenos Aires.
  • Calveiro, Pilar (2012): Violencias de Estado. La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global. Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
  • Díaz, Esther (1999): Posmodernidad. Editorial Biblos. Buenos Aires.
  • Follari, Roberto (1990): Modernidad y Posmodernidad: una óptica desde América Latina. Serie Cuadernos, Bs. Reí Argentina SA. Instituto de Estudios y Acción Social. Aique Grupo Ed. Buenos Aires.
  • Foucault, Michel (1999): Vigilar y Castigar. Siglo XXI Editores. Buenos Aires.
  • Lipovetsky, Gilles (2000): La era del vacío. Editorial Anagrama. Madrid.

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