JFK

“JFK”

Fernando Corrales

Publicado en QdC nº 24.

PALABRAS CLAVE / KEY WORDS

JKF / CIA / Comisión Warren / Oswald / Paz.

JKF / CIA / Warren Comision / Oswald / Peace.

RESUMEN / ABSTRACT

50 años de dudas, de preguntas sin contestar, de mentiras, de silencios institucionales, de investigaciones privadas, de decenas de documentales y más de 2000 libros escritos. Fernando Corrales, apasionado estudioso de la figura social y política de JFK, intenta arrojar algo de luz sobre el asesinato, preguntando y ahora sí, respondiendo, sobre la posible implicación de la CIA, la mafia, la credibilidad de las investigaciones oficiales, LHO….

After dobuts along fifty years, questions without an answer, lies, institutional silence, private investigations, dozens of documentaries and more than two thousand written books. Fernando Corrales, an enthusiast student of the social and political JFK figure, tries to shed light on the murder, asking, and now answering about a possible implication of the CIA, Mafia and credibility on official investigations.

Los más cándidos pensaban que tendrían la solución a los 50 años, los mejor informados que habrá que esperar hasta los 75 -en el 2038- y los escépticos vaticinan que da igual, que nunca sabremos la verdad. Han pasado 50 años desde el magnicidio el 22 de noviembre de 1963, se han desclasificado millones de documentos y seguimos sin saber con exactitud qué pasó aquella soleada y fría mañana en Dallas.

 Los que se dan de plazo hasta el 2038, se refieren a la aplicación de la legislación norteamericana en materia de desclasificación de documentos secretos. La Ley de Libertad de Información (FOIA Freedom of information Act) fue promulgada en 1966 y entró en vigor el 5 de Julio de 1967 (siendo presidente Lyndon B. Johnson). Permite a los ciudadanos tener acceso a cualquier información que no esté considerada secreta o que afecte a la seguridad nacional. En teoría suena muy bien y lo cierto es que el sistema funciona de manera bastante correcta, pero las solicitudes se derivan a las agencias que tienen la información (CIA, FBI principalmente) y son ellas las que deciden si se deben liberar los documentos solicitados o de hacerlo si lo serán en su totalidad o con qué extensión.

  Cierto es que se han hecho «esfuerzos» oficiales tales como la Comisión Warren, que fue ordenada, a regañadientes, por Johnson, el sucesor de JFK y que entregó sus conclusiones en septiembre de 1964, destacando que el único autor y responsable de la muerte del Presidente fue Lee Harvey Oswald, descartando la participación en el asesinato de ninguna otra persona o institución, pública, privada, nacional (USA) o extranjera.

  No habiendo quedado satisfecho el pueblo norteamericano con aquella Comisión y sus trabajos, hubo de esperar hasta el año 1979 para que el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos, que tenía como finalidad investigar y aclarar los asesinatos de John F. Kennedy y de Martin Luther King, ampliara conclusiones y admitiera la posibilidad de una conspiración en la muerte del Presidente, pero descartando la participación del Servicio Secreto, la CIA, el FBI, el gobierno soviético, los grupos cubanos anticastristas o la mafia norteamericana.

  Así como la desclasificación masiva de los archivos recogidos en la Ley de Registros sobre el Asesinato de Kennedy, que tuvo lugar tras el estreno de la película JFK de Oliver Stone en 1991 y que desató una fiebre nacional de peticiones de acceso a documentos relacionados con las investigaciones. El Congreso de los Estados Unidos liberó más de un millón de documentos, centrándose en los que hacían referencia a operaciones encubiertas en Cuba y a grupos y agentes anticastristas.

  Entonces, ¿las instituciones y los gobiernos de los EEUU han hecho todo lo posible por investigar  y aclarar el asesinato de Kennedy?, evidentemente no, la implicación oficial, en este sentido, ha sido escasa, parcial y dirigida.

   La Comisión Warren hizo todo lo posible sí, pero para que aquello pareciera la culminación de la obra de un solitario y radical comunista cuyo máximo y único afán en la vida fue dar muerte al único presidente católico estadounidense. Formó parte de la Comisión un peso pesado del espionaje norteamericano, Allen Dulles, director carismático e incuestionable de la CIA durante los años 1953 a 1961 y con más de 20 años de experiencia en todo tipo de operaciones clandestinas. Sin embargo, el fracaso del desembarco en Bahía Cochinos -abril 1961- por el que se pretendía la invasión de Cuba y la consiguiente presión que ejerció Dulles sobre John Fitzgerald para involucrar al ejército de los USA en un nuevo desembarco, determinó su renuncia-destitución del cargo. Aparece el personaje dos años después, con influencias y fuerzas renovadas en la susodicha Comisión y con la capacidad para decidir sobre las circunstancias que rodearon a la muerte de su antiguo enemigo… Esta Comisión descartó, uno tras otro, a todos los testigos que no compartieran la premisa del tirador único o cuyas declaraciones supusieran contradicciones a la misma.

  Tampoco es que el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos (HSCA) se atreviera a profundizar en exceso, aunque puede considerarse un paso importante admitir la posibilidad de una conspiración y la participación de un segundo tirador desde el famoso montículo verde.

   La Policía por su parte, tanto la local de Dallas como la Federal, el FBI, no volvieron a realizar nuevas investigaciones para arrojar luz sobre los hechos, a pesar de que el tiempo ha permitido a otros, los investigadores privados y las cadenas de televisión, realizar todo tipo de conjeturas, hipótesis y pruebas técnicas, auxiliadas en las posibilidades ofrecidas por la informática y la fotografía y el vídeo digitales.

  El 22-11-1963 ¿el Presidente estaba suficientemente custodiado por los agentes del Servicio Secreto?. Cuando el avión presidencial Air Force One llega al aeropuerto de Dallas Lovefield proveniente de Fort Worth, le esperan en la pista los miembros del Servicio Secreto, a las órdenes del Jefe de Equipo Emory Roberts. Recordemos que el Estado de Texas, bastión republicano, se mostraba como un territorio poco amigable para el presidente y se le había aconsejado reiteradamente no realizar este viaje por temor a que se produjera algún incidente grave con miembros de la extrema derecha local. Razones no les faltaban, el embajador de USA en la ONU, Adlai Stevenson, había ido a Dallas el 24 de octubre de 1963 para dar una conferencia, sin embargo la misma fue boicoteada por obra del ultra conservador general del ejército Edwin Walker, quien caldeó previamente el ambiente, de manera que Adlai fue insultado e incluso agredido (E. Walker, fue detenido durante los incidentes surgidos en protesta por la admisión del primer estudiante negro, James Meredith, en la Universidad de Mississipi en octubre de 1962). El mismo general estaba detrás del reparto por toda la ciudad de Dallas, los días anteriores a la visita presidencial, de más de 5000 ejemplares de un folleto en el que se acusaba a JFK de traidor.

  En este ambiente de marcada hostilidad, el ya mencionado Jefe de Equipo del Servicio Secreto, Emory Roberts, responsable de la célula de protección interna del Presidente, toma una decisión difícilmente justificable, decide que el escolta personal asignado a John Fitzgerald no le acompañe durante el itinerario y que permanezca en el aeropuerto de Dallas. Henry J. Rybka, que es como se llama este agente cuya primordial misión es, si el momento y la situación lo requieren, servir de escudo humano para proteger con su cuerpo y con su vida la del Presidente, es apartado de su misión en el último momento, a pesar de sus reiteradas quejas ya que no entiende la decisión de su jefe (Sin embargo, Clint Hill, el escolta de la primera dama, no es relevado de su puesto). Como si todas estas circunstancias no pusieran en peligro real la vida del presidente, el Servicio Secreto tampoco cree necesario utilizar la cobertura transparente del vehículo Lincoln Mercury Continental SS-100-K en el que viaja en compañía de su mujer Jaqueline, del Gobernador de Texas, John Connally y la mujer de éste, Nellie. En cualquier caso el vehículo no presentaba blindaje alguno, éste fue añadido posteriormente para la protección del presidente Johnson.

  Son las 12,29 horas y la comitiva entra en la Plaza Dealey, cuyo aspecto es prácticamente idéntico hoy en día. En la imagen aérea podemos apreciar por dónde venía el cortejo presidencial, por Main St., girando 90º a la derecha para tomar Houston St. y poco después girar a la izquierda (120º) para tomar Elm St., justo enfrente del Depósito de libros escolares de Texas (Texas School Book Depository) lo que obliga a la caravana a efectuar un giro a una velocidad por debajo de los 12 km/h.

   Lo lógico hubiera sido seguir por Main St. y haberse ahorrado los giros reseñados, entonces, ¿por qué se optó por este trayecto por la plaza Dealy?. Lo cierto es que el itinerario original continuaba por la calle Main, sin embargo, en la noche del día 21, alguien decidió cambiar el recorrido. No está claro si el autor de esta alteración fue el alcalde de la ciudad de Dallas (Earle Cabell) y si el Jefe del Servicio Secreto (James Joseph Rowley) y el Jefe de la Policía de Dallas (Jesse Edward Curry) participaron o aprobaron esta decisión, que fue tan precipitada que ni siquiera los diarios de Dallas, en la mañana del día 22, tuvieron tiempo de incluirlo. Resulta alarmante que el Servicio Secreto aprobara dicha modificación o peor todavía que lo desconociera, ya que este tipo de giros, sobre todo el de 120º, van en contra de sus protocolos de actuación, debido a que obligan a reducir la velocidad de la caravana por debajo de la velocidad mínima de seguridad, establecida en 15Km/h. Además, en la plaza no había agentes del Servicio Secreto y no se hizo un chequeo previo de los edificios y de las ventanas abiertas, tampoco había tiradores en las azoteas de los edificios, es decir, la plaza estaba prácticamente desprotegida.

    El Lincoln presidencial enfila la calle Houston hacia el Depósito de Libros Escolares, el momento de Lee Harwey Oswald parece haber llegado. Un hombre apostado en la planta sexta en una ventana del lateral izquierdo del edificio ve acercarse con parsimonia el vehículo, dispone de un arma de guerra italiana: un Carcano M91/38 del calibre 6,5×52 mm, con peine para 6 cartuchos, sistema de cerrojo con palanca de aleta tipo mauser -que requiere accionado manual del tirador- y una mira telescópica de cuatro aumentos.

    Respecto de esta arma se pueden hacer unas cuantas e interesantes preguntas, por ejemplo, ¿Quién y cómo adquirió esta vetusta arma? El arma fue seleccionada entre las ofertadas en la edición de febrero de 1963 por la revista The American Rifleman -publicación oficial de la Asociación Nacional del Rifle-, adquirida por correo bajo la identidad supuesta de Alek Hidel, creada por LHO y utilizada también para alquilar el apartado de correos 2915 de Dallas, que es donde tenían que mandar el arma (Véase la hoja, el arma elegida es la tercera de la columna de la izquierda).

  ¿Pudo haber elegido otra arma que resultara más idónea para el fin al que se le iba a destinar? En la página aparece un arma que resulta más apropiada, es la sexta de la columna de la izquierda, una carabina Garand M1 del calibre .30 (7,62×33 mm.), que era en ese momento arma oficial del Ejército de los Estados Unidos y con la que Oswald había practicado en su etapa como marine. El arma se vende sin mira telescópica pero el sistema de alzas resulta suficiente para tiro efectivo entre 50 y 75 metros, además, la cadencia de fuego es mucho mayor y permite tiro semiautomático continuo del total de la capacidad del cargador, 15 o 30 cartuchos, sin necesidad de desencarar el arma para apuntar. No obstante esta arma cuesta 78$ frente a los 20$ del Carcano. En cualquier caso resulta muy extraño que el precio fuera un factor decisivo a la hora de comprar el arma, si lo que realmente se buscaba era la efectividad.

   ¿Por qué compró esta arma por correo, al igual que un revólver Smith & Wesson modelo Commando del calibre . 38 especial de dos pulgadas, y no fue directamente a alguna de las múltiples armerías de la ciudad? Sencillamente porque las normas del Estado de Texas exigen un certificado de buena conducta expedido por un juez de paz, de distrito o del condado de residencia del peticionario. La venta por correo en esos momentos estaba bastante descontrolada y casi garantizaba el anonimato del comprador, aunque también dejaba pistas.

  ¿Y qué tal tirador era Lee Harvey Oswald? Ingresa en los marines a la edad de 17 años en octubre de 1956, en las primeras pruebas de tirador, en diciembre, obtiene 212 puntos de un máximo de 250, lo que le vale la calificación de francotirador. En mayo de 1959, baja hasta los 191 puntos, así como su cualificación, que se queda en tirador. Los niveles de tirador en la marina en aquellos tiempos eran tres: experto (220 a 250 puntos), francotirador (210 a 219), tirador (190 a 209). Es decir, es un tirador mediocre.

   ¿Entrenó previamente para la comisión del asesinato? No existe certeza de que así fuera, además habría tenido bastantes problemas para conseguir suficiente munición para «su» Carcano, al utilizar unos cartuchos de un calibre poco frecuente en EEUU.

  ¿Qué posibilidades habría tenido de acertar como tirador único? Si a sus limitadas habilidades como tirador le sumamos su escaso o nulo entrenamiento previo, más el uso de un arma desconocida y poco eficaz -parece ser que la mira no estaba correctamente calibrada- y cuyo accionamiento manual es complejo y obliga a apuntar a cada nuevo disparo, más la trayectoria descendente disparando hacia un blanco en movimiento y ante la necesidad de disparar tres veces y acertar al menos dos disparos en un tiempo de unos 6 segundos, la respuesta es clara y contundente, ninguna. Durante los trabajos de la Comisión Warren, tiradores de élite del Ejército de los EEUU y del FBI, usando el rifle descubierto en el sexto piso del Depósito de Libros, fueron incapaces de repetir los resultados supuestamente alcanzados por Lee Harvey, ello no desanimó a la Comisión a insistir en la teoría del tirador único y atribuir dicho «mérito» a LHO.

  ¿Si había un único tirador en el Depósito de Libros Escolares de Texas, no sería más lógico disparar de frente y no de espaldas? Un tirador único, en el caso que nos ocupa, siempre habría disparado de frente, por varios motivos: a medida que el vehículo avanza hacia su posición el blanco se va haciendo más grande, además como el asiento que ocupa el Presidente está ligeramente subido respecto del que ocupa delante el Gobernador Connally el blanco es más sencillo, está prácticamente en línea con la ventana, no hay obstáculos (disparar de espaldas supuso sortear el follaje de una encina tejana que se encuentra debajo del Depósito y que impide o dificulta la visibilidad), se puede disparar un mayor número de veces hasta que el vehículo consiga abandonar la zona.

   ¿Qué sentido tiene entonces disparar por la espalda una vez pasada la comitiva? Si sólo hay un tirador, ninguno, es una mala opción, ahora bien, si hay varios tiradores, dos o tres y configuran lo que el fiscal del distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, planteó como Fuego Triangular Cruzado, la cosa cambia radicalmente, tres tiradores expertos con armas de precisión tienen todas las papeletas para salirse con la suya.

   ¿Cabe por lo tanto la posibilidad de que en la plaza Dealey hubiera más de un tirador? A estas alturas de la historia casi nadie duda que esta es la alternativa más lógica al tirador único y que mejor explica: las lesiones presentadas por el Presidente, el Gobernador, el ciudadano James Tague (que estaba viendo pasar la comitiva desde uno de los pilares del puente ferroviario, un poco delante y a la izquierda del coche presidencial), el problema del tiempo (casi imposible accionar un Carcano en seis segundos con esa efectividad) y la teoría de la bala mágica.

   ¿Qué es la teoría de la bala mágica? Dice que el segundo disparo supuestamente efectuado desde el Depósito de Libros ocasiona todas la heridas del Presidente y también las del Gobernador, a excepción de las recibidas por el primero en la cabeza y que son consecuencia de otro disparo posterior. Es decir, la bala golpea en la espalda del presidente le sale por el cuello gira a la derecha de forma descendente para penetrar por el costado derecho del Gobernador, romperle varias costillas, atravesar su muñeca derecha y terminar su recorrido en el muslo izquierdo de Connally. Lo más sorprendente, increíble podríamos asegurar, ya no es esta misteriosa trayectoria, sino el aspecto que exhibía dicha bala tras tan magnífico periplo y que fue recogida de la camilla del Hospital Parkland Memorial de Dallas en la que fue depositado el gobernador. Tal y como podemos ver en la foto adjunta, a pesar de haber atravesado unas 15 capas de ropa, otras tantas de tejido humano y destrozar no menos de 4 pulgadas de hueso, su apariencia es sospechosamente inmaculada. 

  ¿Si había un segundo tirador, dónde se supone que estaba? Todas las declaraciones de los testigos presenciales en la zona apuntan hacia el montículo verde, que se encuentra por detrás y a la derecha de la posición de Abraham Zapruder (el cineasta aficionado que tomó las archiconocidas imágenes sobre el asesinato). Unos ven humo, otros hablan de una fuerte detonación e incluso el estudio de una foto tomada de frente al montículo por Mary Moorman, apuesta, con un poco de imaginación, por la existencia de un tirador con uniforme de la policía en el preciso momento de efectuar el disparo. Por supuesto, más de 20 testigos que no fueron tenidos en cuenta por la Comisión Warren. Jim Garrison, el fiscal de Nueva Orleans, planteó la posibilidad de un tercer tirador, probablemente situado en el edificio del Registro del Condado (a la derecha del Depósito de Libros subiendo por la calle Houston).

  Ya sabemos dónde estaba, pero ¿quién pudo ser? Dentro de las teorías de la conspiración hay una bastante desconocida pero de las más trabajadas, se debe a un periodista e investigador de nombre Stephen J. Rivele, quien durante 4 años, de 1984 a 1988, dedicó todo su tiempo y recursos a comprobar los datos que, con cuentagotas, le iba facilitando un antiguo miembro de la French Connection, el traficante y asesino francés Christian David, encarcelado en los ochenta en EEUU por tráfico de drogas y pendiente de extradición a Francia por el asesinato de un comisario de policía. Resumidamente, David le contó que los Jefes de la Cosa Nostra, Carlos Marcelo de Nueva Orleans, Santo Traficante de Florida y Sam Giancana de Chicago, se pusieron en contacto con el Jefe de la Mafia Corso Marsellesa Antoin Guerini para proponerle un «contrato», siendo éste la muerte de Kennedy. Guerini se lo ofreció en un primer momento a David, pero éste lo rechazó por peligroso. Sin embargo, otro reputado sicario francés, Lucien Sarti, junto con otros dos socios franceses, fueron los encargados de ejecutar el plan. Durante 4 años Rivele fue atando cabos, comprobando los datos, viajando en numerosas ocasiones a Marsella y es probable que no anduviese muy desencaminado.

  De hecho, el que probablemente fuera el agente de la CIA más conocido y mediático del siglo XX, Howard Hunt (implicado y condenado por las escuchas del escándalo Watergate), poco antes de su muerte, el 23 de enero de 2007, confesó a uno de sus hijos la participación del propio presidente Johnson y de varios agentes de la CIA en la muerte de Kennedy (Cord Meyer, Bill Harvey, David Morales). Por último, enmarcó las palabras escritas por el mismo: Tirador francés montículo verde.

  ¿Pero Lee Harvey Oswald estaba en el Depósito de Libros en el momento de los disparos? Llevaba trabajando desde hacía escasamente un mes, trabajo conseguido por una amiga suya, Ruth Paine. En el momento en que el Policía de Dallas, Marrion Baker, entra en el Depósito localiza a Lee, tranquilamente, bebiendo una Coca-Cola que acaba de sacar de la máquina que hay en la 2ª planta del edificio. Nadie le ha visto bajar por la única escalera que pudo utilizar desde el 6º piso, ni se cruzó ni adelantó a dos empleadas que acababan de usarla para bajar desde la 5ª planta. En escasos 90 segundos hubiera tenido que esconder el arma en una esquina de la 6ª planta, bajar corriendo las escaleras, sacar una botella de la máquina y esperar sosegadamente la llegada de la Policía. Lo que realmente parece un milagro es que Lee conociera el cambio de itinerario de la comitiva presidencial acordado la noche anterior. Minutos después y sin ninguna oposición, abandonó el edificio por la puerta principal, que se encontraba expedita.

  ¿Lee Harvey mató en su huida al oficial de la Policía de Dallas J.D. Tippit? A las 13,15 horas, el oficial Tippit de la Policía de Dallas comunica por la radio de su vehículo policial la presencia de un sospechoso de aspecto parecido a Oswald al que procede a identificar, el sospechoso le dispara 4 veces con un revólver del calibre 38 spl. El policía muere en el acto. En su huida el agresor hace algo absolutamente inaudito, vacía las vainas disparadas del cilindro del revólver y las deja en el escenario a pocos metros del cadáver, como si pretendiera su propia implicación. Ninguno de los testigos presenciales (Domingo Benavides, Achilla Clemonds) son capaces de identificar a Oswald como el autor de los disparos. Sería detenido a las 13,55 horas en el cine Texas, local al que entró sin pagar a pesar de tener dinero para ello.

  ¿Realmente Lee Harvey Oswald era un activista pro comunista y castrista? La trayectoria de Oswald parece apuntar en este sentido. En 1959 abandona el cuerpo de marines (trabajaba como operador de radar en una base de Japón), se licencia y en octubre solicita la renuncia de la ciudadanía norteamericana y consigue establecerse en la capital de Bielorrusia, Minsk, siendo continuamente vigilado por agentes de la KGB. En abril de 1961 se casa con Marina Prusakova, con la que regresa, junto a la primera hija de ambos, a Estados Unidos en junio de 1962, sin aparente impedimento por parte de los servicios de información ni por autoridad alguna de su país de origen. En agosto de 1963 Lee se hace ver y conocer como castrista. Imprime folletos a favor de Castro, los reparte por la calle en Nueva Orleans, curiosamente es filmado por un canal de televisión como si el hecho tuviera una mínima relevancia. Su continua intención de llamar la atención también es interpretada como la preparación de un plan predeterminado, la verdad es que toda su vida parece un plan preconcebido. La CIA le sitúa a finales de septiembre de 1963 en México, donde visita las embajadas de la URSS y Cuba, no obstante, más tarde se comprobará que todo es un montaje de la Agencia.

   ¿Pudo haber sido un agente de la CIA? Durante las sesiones orales del HSCA, en concreto el día 22-03-1978 fue interrogado James A. Wilcott, que fue contable y oficial de finanzas de la CIA en los años 60 y manifestó que creía que Lee Harvey Oswald había sido reclutado por la CIA entre los militares con el objetivo de utilizarle como doble agente en la URSS. También manifestó que LHO era un agente asalariado a tiempo completo.

  ¿Por qué Jack Ruby asesinó a Oswald? Las iniciales declaraciones de Ruby fueron en el sentido de que quería ahorrar a la primera dama el tener que pasar por un lance tan penoso como podría ser el proceso judicial. Lo cierto es que nunca sabremos las verdaderas intenciones de este mafiosillo de tercera división que sin embargo tenía relaciones fluidas y cercanas con muchos jefes de la mafia. Murió en la cárcel el 3 de enero de 1967, de un cáncer repentino que según él se lo habían inoculado.

  ¿Tal vez la pregunta más importante es por qué lo mataron? Sin lugar a dudas la respuesta al por qué lleva implícita la respuesta quién. John pensó y sinceramente creyó que podría cambiar el mundo, en un bellísimo discurso pronunciado el 10 de Junio de 1963 en la American University, hablando de la Paz dijo: …estoy hablando de la paz genuina, del tipo de paz que hace que la vida en la Tierra merezca la pena de ser vivida, del tipo de paz que permite que los hombres de todas las naciones crezcan en la esperanza y construyan una vida mejor para sus hijos, no sólo la paz para los americanos, sino la paz para todos los hombres y mujeres, no sólo la paz en nuestro tiempo, sino la paz para todos los tiempos.

  Poco antes de su muerte había ordenado al Secretario de Defensa, Mc Namara, que hiciera público la retirada de 1000 soldados de Vietnam del Sur y el compromiso de retirar todas las tropas antes de finales de 1965. Consiguió en 1963 la aprobación del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares, firmado también por el líder soviético Nikita Kruschev. Reforzó los derechos civiles y la integración en la sociedad y en la Universidad de los negros. Su hermano Robert, fiscal general, presentó una decidida lucha contra la mafia estadounidense. Eran conocidas la escasa confianza de los hermanos Kennedy en la CIA y la antipatía manifiesta hacia ellos de Edgar Hoover, director del FBI. Con su actitud, los Kennedy estaban perjudicando a la industria armamentística, a las relaciones de poder de la mafia, al control omnímodo de la CIA. Los lobbys del petróleo, del acero, la propia ambición del vicepresidente Johnson, los grupos de la extrema derecha norteamericana, vieron peligrar sus intereses ante el empuje renovador de la política de «Nueva Frontera», que contenía un mensaje de idealismo y compromiso con el hombre. Ya no tan sólo John, sino también Robert, no tenían cabida en ese sistema norteamericano. 5 años después del asesinato de John le tocó el turno al hermano menor, cuya más que probable conquista del poder, hizo renacer el miedo en los medios políticos, empresariales y del hampa de los EEUU.

BIBLIOGRAFÍA FUNDAMENTAL, VÍDEOS Y WEBS RECOMENDADOS

Rivele, Stephen J. Kennedy, la conspiración de la Mafia. Ediciones B, Grupo Zeta. Barcelona 1988.

Collier, Peter y Horowitz, David. Los Kennedy, un drama americano. Tusquets editores. Barcelona 2011.

Talbot, David. La Conspiración. La historia secreta de John y Robert Kennedy. Crítica. Barcelona 2008.

Montero Lama, Ángel. JFK 50 Años de mentiras. Poe books. Guadalajara 2013.

Stone, Oliver. JFK. Película del director, 1991.

Fundación Mary Ferrel. La base de datos privada más completa sobre JFK. www.maryferrel.org

Archivos de la Policía de Dallas. http://jfk.ci.dallas.tx.us/

Librería presidencial y museo. http://www.jfklibrary.org/

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